
Apoyado en el sociólogo alemán Max Weber, quien definió "derretir sólidos" como desprenderse de las obligaciones irrelevantes que se interponen en el camino de un cálculo racional de los efectos, y siendo reacio al término "posmodernidad" porque faltaba perspectiva histórica para dar por terminada la modernidad, Bauman acuñó el
término "modernidad líquida", en analogía con la metáfora de la
cualidad que tienen los líquidos para cambiar de forma por la constante
tensión que se encuentra alrededor del cuerpo.
Vivimos en una sociedad cambiante e inestable, donde los valores han desaparecido e ideas como el matrimonio para toda la vida, el trabajo estable, la familia o la vivienda se están desvaneciendo.
"No creemos que haya soluciones definitivas y no sólo eso: no nos gustan".
Un
presente volátil que fluye y cambia con la circunstancia, ansioso de
novedades y, con frecuencia, agotador, en el que nadie se siente a salvo
ni seguro solo por tener un trabajo. Por esa constante adaptación de
los miembros de las sociedades actuales a los cambios en el entorno, se define la "modernidad líquida".
"Están
acostumbrados a un tiempo veloz, seguros de que las cosas no van a
durar mucho, de que van a aparecer nuevas oportunidades que van a
devaluar las existentes. Y sucede en todos los aspectos de la vida".
Zygmunt Bauman, escribió 57 libros y más de 100 ensayos, convirtiéndose así en una referencia en su campo,
y en un ensayista admirado por diversos representantes del ámbito de la
cultura. En 2010 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Un personaje que no conocía. Después de tu interesante artículo un pensador a tener en cuenta, desde luego.
ResponderEliminar¡Un saludo!