“La
mujer que iba a morir hablaba desde hacía diez minutos en el vagón de primera
clase”.
Así comienza la última
novela de Arturo Pérez-Reverte. Una novela de espías con olor a humo, escrita
en blanco y negro, con sabor a Eric Ambler o Joseph Conrad y repleta de acción,
violencia, suspense, sexo y traición.
Ambientada en la España
de los años 30 pero, como he dicho, es una novela. No es un ensayo, ni un
debate. La Guerra Civil NO es un personaje, no es más que un telón de fondo.
Como novelista, entrelazando ficción y realidad, Reverte cuenta una historia y
no pretende con ella resolver ni explicar la guerra. De manera magistral,
pasea sus personajes por ella, sin etiquetas, ni puntos de vista.
Después de El tango de
la guardia vieja, al escritor le habían quedado ecos, documentación e ideas, y
ante la vulgaridad de una novela de espías en el presente, decidió situar a su
personaje en todo ese glamour y al mismo tiempo sordidez de los años 30.
Aprovechando los momentos intensos e interesantes de aquella época, la trama le encomienda
a Lorenzo Falcó, infiltrarse en la liberación de un preso político, de una cárcel
republicana.
“El único comentario de
Falcó al plantearle lo del golpe militar había sido: « ¿Estamos a favor o en
contra? ».”
A priori, es fácil caer
en la trampa de relacionar a Alatriste con el protagonista de este libro, pero
no es más que un espejismo causado por las cualidades comunes a todos los héroes
revertianos. Alatriste, es un soldado, un hombre que ha tenido fe en patrias y
banderas, un héroe cansado pero con códigos morales. Falcó no, Falcó es un lobo
en un mundo de lobos y corderos, un canalla de los pies a la cabeza, un asesino
por oficio capaz de torturar sin escrúpulos ni remordimientos. Un hombre amoral
para el que la vida es acción, mujeres, supervivencia y adrenalina, sin ética,
ni principios, pero a la vez simpático, encantador, guapo y elegante, de esos
con los que cualquier hombre querría tomarse una copa y cualquier mujer querría
bailar con él, al menos, un tango.
En ese territorio
hostil, donde la frontera entre amigos y enemigos se reduce a una línea difusa
y peligrosa, un lobo sabe reconocer a otro lobo, así surge una relación de
camaradería, respeto y lealtad que solo es posible entre iguales. Eva, una
mujer clásica en las novelas de Reverte, especialmente dura y peligrosa que
plantea un desafío intenso a los hombres que se cruzan con ella.
Como se puede adivinar
por el final, y por suerte para los que somos lectores de Arturo Pérez-Reverte,
y para los que simplemente han disfrutado de este libro, o van a hacerlo, Falcó
es el primer libro de una serie, y en dos semanas, el personaje de Eva, dará
nombre a una nueva aventura de Lorenzo Falcó.
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